FUNDACIÓN DE ORURO
Hace 406 años, el miércoles 1 de Noviembre de 1606, se dio nacimiento a
la Villa de San Felipe de Austria cuando el Lic. Manuel de Castro y
Padilla, oidor de la Real Audiencia de La Plata, con la bendición del
vicario Martín Abbad Usúnsulo y enarbolando el estandarte damasco
carmesí con las armas reales, en una ramada en la plaza y luego de
cantar el himno de Veni Sancte Spiritus, marcó un hecho histórico en las
calles de lo que ahora se conoce como Oruro.
Consta en el acta
de fundación de la Villa de San Felipe de Austria, labrada por el
escribano Bartolomé Pérez de Larrea que acabada la bendición, Manuel de
Castro y Padilla enarboló el estandarte en tres ocasiones diciendo en
cada una de ellas: "La muy noble y leal Villa de San Felipe de Austria,
por el Rey Don Felipe, Nuestro Señor y por sus sucesores en la Corona de
la Castilla y León y el Perú…Que Dios guarde muchos años…"
Según
una fracción de la historia narrada por Alberto Crespo Rodas, bajo el
título: "Fundación de la Villa y Asiento de Minas Oruro", del libro
"Oruro visto por cronistas extranjeros y autores nacionales siglos XVI
al XXI; Manuel de Castro y Padilla llegó a ésta región los últimos días
de julio de 1606, y "muy cautelosamente empleo tres meses en verificar
lo que ya todo el mundo sabía en el Perú. Nombró veedores y personas
prácticas en el conocimiento de los metales y de satisfacción y
confianza", quienes visitaron minas y realizaron pruebas para comprobar
la calidad de la riqueza de las vetas argentíferas y de otros minerales.
En
la historia rescatada por Ángel Torres Sejas en su obra "Oruro en su
historia", refiere que la finalidad o justificación para la fundación de
la villa en el asiento de minas de San Miguel de Oruro, fue económica
con la mirada puesta en la extracción, tratamiento y exportación de
metales nobles para beneficio de la Corona con quintales y diezmos.
Los
principales yacimientos de plata estaban ubicados en cuatro cerros
conocidos como: Pie de Gallo, La Flamenca, San Miguel (La Colorada) y
San Cristóbal y las vetas eran bautizadas con nombres de santos y
santas.
Torres Sejas, en su obra agrega que trabajadores de otras
minas, como Pacajes, Sicasica, Salinas de Garci Mendoza, Berenguela e
incluso desde Potosí, atraídos por la buena paga y mejor trato, se
trasladaban hasta Oruro.
La propaganda para fundación de la nueva
villa se hizo más fuerte a partir del 29 de octubre de 1606 y uno de
los pregoneros fue el negro Agustín de Castilla aunque los preparativos
ya se conocían desde meses antes. Los dueños de minas y vecinos
impactados por la fundación mandaron a traer desde el Perú rasos y
terciopelos de Potosí, confituras y licores de La Plata, además de las
más frescas verduras y frutas desde La Paz y Cochabamba.
El día
de la fundación fue una jornada de fiesta, las casas adornadas y en
frente de la iglesia se armaron arcos y se inundó el espacio con flores.
Este acto se convirtió en una fiesta; todo fue alegría y el pueblo
enarboló por primera vez el estandarte carmesí en señal de júbilo y por
la fundación de la nueva villa.
Al día de fundación sucedieron
ocho jornadas de algarabía, los acaudalados degustando licores finos y
el pueblo con vino de batalla donado por los potentados. Había música
para todos los gustos, espectáculos del palo encebado, corrida de toros,
serenatas, juegos de luces en las noches, presentaciones de teatro y
cuanta manifestación de júbilo podían manifestar los habitantes de la
villa.
DEFENDER EL ESTANDARTE
HASTA MORIR
Cumplida
su misión el fundador Castro y Padilla, el mes de diciembre, un poco
antes de la Navidad retornó a la sede de sus funciones en la Villa de La
Plata. Antes de partir encargó al alférez real la custodia del
estandarte que defendería hasta morir y no podría entregarlo si no era a
su sucesor.
Alberto Crespo narra también que la primera vez que
el blasón sería sacado a la calle, y llevado solemnemente a la iglesia
mayor, en una ceremonia de agradecimiento a los poderes divinos que
permitieron que "en un tiempo tan calamitoso se haya descubierto una tan
gran riqueza", sería el día de San Felipe, patrono de la villa.
"DAMERO"
Los
antecedentes sobre los habitantes y su distribución en la geografía del
lugar, calificada en los informes de los expertos que llegaron antes de
la fundación, cómo la ciudad de carácter desértico con grandes arenales
y dunas movibles, refiere que estaba habitada por 50 españoles casados,
con familias y más de 1.000 indios, donde además hasta 1605 existían
150 casas.
Calificaron de ventajosa la ubicación de las
viviendas, en relación a la desventaja del clima con vientos
predominantes, pero la semiluna de cerros protegía el caserío.
Algo
que se atribuye al fundador, es haber dejado la villa con
edificaciones, casas e iglesias conforme al diseño de Pedro Maleto y
Álvaro de Moya, como ciudad ordenada, sin calles retorcidas, ni
recovecos. Los planos antiguos y en cierta medida los actuales permiten
verificar los manzanos cuadriculados y la plaza principal al centro.
Para el logro de éste fin, en cumplimiento de ordenanzas se mandó a
demoler casas que no se ajustaban a la norma, al "orden y compás".